jueves

CÓMO EDUCAR EN VALORES


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Lo que necesitan los niños para vivir y convivir bien con los demás




Nos preguntamos muchas veces por qué es importante y necesario que eduquemos a nuestros hijos a través de los valores. Educar a nuestros hijos para que aprendan a dar valor a algunas conductas y comportamientos les ayudará a convivir de mejor manera y a sentirse bien en el ambiente en que se encuentren. 

Valores como la amistad, la comprensión, la tolerancia, la paciencia, la solidaridad y el respeto, son esenciales para un sano desarrollo de los niños. Un niño que conoce el límite del otro, podrá vivir una vida sana y saludable, sea en su entorno familiar o escolar. Un niño que sabe respetar a los demás, será más fácilmente respetado, y así con todo.


Educar en valores a los niños




























Los valores son las reglas de conducta y actitudes según las cuales nos comportarnos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto. Al nacer, los niños no son ni buenos ni malos. Con la ayuda de sus padres, educadores y de los que conviven con ellos, aprenderán lo que está bien y lo que está mal decir, hacer, actuar, vivir. 

Pero, ¿Cómo educar a los hijos en valores? Primero, conociendo cada uno de los valores. GuiaInfantil.com hizo una selección de los principales valores para que los padres hagan un repaso y luego se los enseñe en el día a día a sus hijos. 

También es preciso recordaros que los niños aprenden con el ejemplo. El ejemplo que dan sus padres en su forma de relacionarse con los demás, de pedir las cosas, de compartir mesa, asiento, de cooperar, de ayudar a los demás, de defender, de reclamar, de tolerar y aceptar. Si los padres no tienen paciencia con su hijo, ¿Qué creen que el niño va a aprender? La responsabilidad que tienen los padres en la transmisión de los valores a sus hijos es crucial.


Valores para educar

AmabilidadObediencia
AmistadPerseverancia
Amor a la naturalezaRespeto al bien común
BondadRespeto a la diversidad
GenerosidadTolerancia

guiainfantil.com












O MIO BAMBINO CARO (Lucia Garcia Guerrero)

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Aunque ha pasado un tiempo  me sigo emocionando....





Eres tan grande pequeña, que te mereces llegar a lo mas alto por que tú eres ternura, pasión, arte, saber estar, emoción, sentimiento y sobre todo niña encantadora.


La pequeña Lucía García recibe una bonita sorpresa... Ainhoa Arteta manda un mensaje a la pequeña y dice que ha quedado muy impresionada,





LUCÍA GARCÍA DE 8 AÑOS RECIBE EL MAYOR REGALO DE SU VIDA "CONOCER A LA GRAN AINHOA ARTETA"EN EL PROGRAMA QUIERO CANTAR




Vamos maestro que somos artistas!



O mio Babbino caro (Letra)



Gracias por ayudarnos a mejorar!!!!

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Sole...





por ayudarnos a mejorar!!!!!!!!

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miércoles

Mantén los ojos en tus metas a largo plazo

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LOS PADRES DEBEN DE CONTEMPLAR, QUE A LOS HIJOS DEBE AMÁRSELES POR QUIENES SON, NO POR LO QUE HACEN EN DETERMINADO MOMENTO Y CIRCUNSTANCIA. ESTO ES LO QUE ALFIE KOHN LLAMA PATERNIDAD INCONDICIONAL, MEDIANTE LA CUAL LOS CHICOS PERCIBIRÁN QUE SUS PADRES LOS AMAN Y QUE ESE AMOR NO ESTA EN DUDA, LO CUAL OFRECE A LOS HIJOS LA SEGURIDAD QUE ES INDISPENSABLE PARA SU DESARROLLO EN TODOS LOS CAMPOS: EMOCIONAL, INTELECTUAL Y FÍSICO.

PATERNIDAD INCONDICIONAL: COMO EDUCAR CON AMOR Y RAZON O AMAR AL HIJO, NO SU CONDUCTA.








Imagina por ejemplo que quieres que tu hijo se convierta en un adulto a)ético, b)capaz de mantener relaciones sanas, c)curioso intelectualmente y d)fundamentalmente satisfecho de sí mismo. De ser así, tu tarea va a consistir en preguntarte si cada una de esas metas tiene más o menos probabilidades de alcanzarse como resultado de utilizar ciertas técnicas de "educación y disciplina". De hecho, cualquier cosa que hagas con tus hijos de manera regular debe evaluarse a la luz de tus metas últimas...

...Es muy fácil quedar atrapado en las minucias de la vida cotidiana, todas esas querellas y frustraciones que nos apartan de las cuestiones importantes. La buena nueva es que cuando los padres logran mantener a la vista sus objetivos más extensos -de hecho, cuando centran su atención en cualquier cosa más ambiciosa que sólo conseguir que sus hijos les obedezcan de inmediato- suelen utilizar mejores herramientas de paternidad y obtener mejores resultados. Como mínimo debemos mantener un sentido de perspectiva. Si tu hija derrama el chocolate hoy, o pierde los estribos, u olvida hacer su tarea, eso no importa gran cosa en comparación con aquellos asuntos que la ayudan o no la ayudan a convertirse en una persona decente, responsable y compasiva...






Mantén tu vista en el futuro de tus hijos






Toshiro Kanamori, educar pensando en los demás.


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Pensando en los demás







Toshiro Kanamori, educar pensando en los demás.




Japón es conocido por sufrir una disciplinada y controladora educación que deja tras sus pasos multitud de casos de agorafobia social: los hikikomori. Éstos son adolescentes o jóvenes que abrumados por la sociedad japonesa se sienten incapaces de cumplir con los roles sociales que se espera de ellos. La mayoría reaccionan con un aislamiento del mundo que los rodea donde algunos solo consiguen comunicarse a través de la creación de un mundo virtual propio.


Pero en este país de contrastes surrealistas también podemos encontrar a un pedagogo capaz de cambiar las cosas y enseñarnos, con el ejemplo, como deberíamos educar a nuestros niños. Este pionero y fuente de inspiración se llama Toshiro Kanamori y creo que el trabajo de este hombre nos desvela la clave para cambiar el rumbo de nuestro mundo:  hacer de la educación y la infancia un proceso donde aprender a ser felices sea tan posible como importante.





“Venimos a la escuela a ser felices,
para lo que tenemos que ser felices todos.”.

Este maestro grabó un documental producido por la Japan Broadcasting Corporation (NHK) y se rodó a lo largo de un año lectivo en la escuela municipal de primaria de Kanawara donde Kanamori nos muestra, in situ,  como enseñar a nuestros niños el arte del buen vivir, a compartir los sentimientos, a sentir gratitud, a apoyar a todo el que lo necesite, entre muchos otros valores tan necesarios en nuestra sociedad actual.
El documental, merecidamente, ha recibido multitud de premios:
  • El Gran Premio del en el Festival de Banff 2004.
  • La medalla de bronce en el Festival de Nueva York.
  • El Gran Premio en el Festival de Televisión del Japón.
  • La Medalla de Oro en el Festival Internacional de EEUU de Religión, Etica y Humanidades.
Su título en inglés es “Children full of life” y en España solo se ha estrenado en el Canal 33 de Cataluña como “Pensant en els altres” pero se puede encontrar subtitulado en español en youtube “Pensando en los demás”.

Esto es un MAESTRO. Me he quedado sin palabras. 
Ojalá todos los adultos fuesemos capaces de transmitir
 el gran mensaje de humanidad del profesor Toshiro,
 el mundo sería mejor. 
Despertar la sensibilidad del corazón 
es un acto de magia que sólo un gran sabio puede hacer. 
Y el gran misterio, la gran paradoja es que el gran maestro 
es el que reside en nosotros mismos, 
en el gran templo de nuestras emociones.

¿Cual es el objetivo de Nakamori?
Ser felices, aprender a valorar y disfrutar de la vida pensando en la de los demás.
¿Cuál es el método que utiliza?
Pues cada día tres niños leen “las cartas del cuaderno” a sus compañeros donde éstos exponen en voz alta sus sentimientos ante los demás.
En la clase se enseña a los niños, además del programa lectivo, como manejarse con relaciones problemáticas, con la infelicidad y con el alejamiento o pérdida de los seres queridos. Incluso se enseña a ponerse en el lugar y a apoyar a los compañeros que han pasado por ello.
No me digáis que no os gustaría que el Ministerio de Educación de cualquier país diera la misma importancia a los conceptos que a los sentimientos, la empatía, la responsabilidad social. Ver el trabajo de éste hombre me hace pensar que otro mundo mejor para nuestos niños es posible.
“Reír, llorar, aprender.
Ahora los 35 alumnos entienden que los vínculos de amistad se crean pensando en los sentimientos de los demás.
Aprender a pensar en los demás les ha enseñado cuál es la clave de la felicidad y a ser felices desde el fondo del corazón.”
Gracias Toshiro Kanamori por recordarnos cual es el arte de vivir.


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Aprendiendo a Ser Felices. « NOsoloEDUCACIÓN

Pedagogía para ser feliz


Por si alguien cree que este tipo de enseñanzas positivas y enriquecedoras solo son patrimonio de hippies o muy alternativos, les recuerdo que este documental está rodado en Japón, cuna de la disciplina y el control por excelencia y que es posible sanear nuestro sistema educativo siempre y en cualquier lugar y sin ninguna teoría pedagógica sofisticada.
¡OTRA EDUCACIÓN ES POSIBLE¡


Educar con respeto


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Al educar con respeto sembramos respeto. Hablé en un tema en el que anteriormente abordaba esta cuestión de lo inevitable que es la vida y en la crianza el encontrarnos con coflictos. Con los niños, especialmente, somos nosotros, los adultos, quienes debemos guardar la compostura y ser pacientes, pues enseñarles el respeto se hace con el ejemplo, y no con las amenazas o el chantaje emocional.
Pensemos en cuando nos encontramos sobrepasados por la tensión y muy enfadados. A nosotros mismos nos puede resultar complicado hablar en ese momento con serenidad. Si se trata de un niño, con menos experiencia en el manejo de las naturales emociones negativas, el problema es doble. Sin embargo a veces nos empecinamos en que razonen y se calmen en esos momentos. Y eso es un error.
Cuando estas muy enfadado necesitas tu tiempo para serenarte y sobre todo, no sentirte juzgado, ni amenazado, ni que se burlen de ti. ¿Que nos gustaría que hicieran con nosotros? ¿Mandarnos a otro cuarto para que nos calmemos y rechazrnos, diciéndonos que no nos querrán si no nos controlamos? ¿A qué no?
Pues para un niño es igual. Necesitan que permanezcamos a su lado, sin obligarlos a verbalizar, y sobre todo, sin enfadarnos nosotros más. Dadas las condiciones de tranquilidad, pasado el momento de la rabia, habiendo sentido nuestro cariño, entonces estarán preparados para hablar, pero no en medio de la refriega.
Una vez encontramos el momento adecuado para hablar del conflicto no solo es preciso hacer propósito de buenas intenciones, hay que encontrar estrategias válidas para crear un clima en el que los conflictos futuros puedan evitarse o manejarse antes de que se vayan de las manos. La responsabilidad, de nuevo, es nuestra, de los adultos.
Deberíamos ser capaces, solos o con ayuda, de interpretar las razones por las que un niño tiene un comportamiento agresivo o incorrecto. Muchas veces se trata de cansancio fisico o emocional, de tensiones acumuladas en otros ámbitos, de situaciones que llevan gestándose mucho tiempo y que requieren, ante todo, de nuestra capacidad de exponer a los niños a espacios y tiempos no respetuosos con sus necesidades.
Y sobre todo, pensemos que cuando un niño quiere “llamar la atención” lo hace porque incluso un enfado por nuestra parte les da lo que más necesitan, nuestra atención. Así que, pongámonos en su lugar, tirémonos al suelo, a su nivel, en su corazón, y sabremos mejor que es lo que los inquieta e incomoda. Atención completa, serena y activa por nuestra parte es la mejor base para una comunicación positiva.
El clima de confianza es básico. El niño, igual que nosotros, tiene que sentirse libre para expresar sus sentimientos y miedos sin temor a ser juzgado, ridiculizado o regañado por ello. Nosotros nos equivocamos muchas veces y tenemos que dar ejemplo, siendo capaces de pedirles perdón para que ellos aprendan a hacerlo de manera natural, de corazón, sin imposiciones externas.
¿Queremos imponer disciplina? Pues nunca jamás recurramos a ninguna clase de violencia, sobre todo desterremos el azote y el castigo físico. Violencia es también la agresividad, los insultos, reproches y amenazas. Decirle a un niño que es malo, que no lo querremos más, compararlo con otros humillandolo de ese modo, hace mucho más daño del que podemos percibir. Socava su autoestima, su imagen de si mismo, la seguridad que necesita en que lo resetamos y amamos. Estamos para guiarle, para acompañarle, para darle ejemplo de empatía, no para asustarlos ni dominarlos.
El que salgan de nosotros respuestas violentas es fruto de lo que aprendimos con el ejemplo en la infancia y de carecer de instrumentos de comunicación más adecuados. Sin embargo, culpa de nuestros hijos no es, así que parte de nuestra labor como padres es reducarnos para disponer de nuevas herramientas no violentas.
Esta herramienta milagrosa es la empatía. Se trata de la capacidad de ponernos en el lugar del otro y sentir lo que él siente, piensa y teme. Al comprender lo que mueve al niño podemos ayudarle y además, obra la magia de calmar nuestro enfado, pues si algo quieren los niños por encima de todo es sentirse amados y protegidos por nosotros. Sintiendo eso la violencia se disipa.
Si no somos capaces de controlar nuestras emociones y dejamos brotar la furia y la rabia, estamos enseñando a los niños que este es un comportamiento válido. Regañando, pegando o gritando enseñamos que eso es lo que se hace, en vez de enseñar a canalizar las emociones negativas de manera creativa y ofrecer así alternativas no agresivas a los conflictos.
Pegando enseñamos a pegar. Gritando enseñamos a gritar. Chantajeando enseñamos a chantajear. Burlándonos del que depende de nosotros enseñamos a despreciar al más débil. Y eso no es lo que queremos enseñar a nuestros hijos.
El niño que pide atención, respeto y cariño pero que recibe a cambio comentarios despectivos y rechazo, se sentirá muy dolido, desorientado completamente y en nada nos extrañe que interiorice esas respuestas para reproducirlas después. Es más, su agresividad puede verse acrecentada, oponiéndose con violencia y enfados a nosotros sin que entendamos bien a que se debe tanta rabia.
En cambio, igual que nos pasa a nosotros en cualquier ámbito, si el niño se siente atendido, escuchado y respetado será mucho más cooperativo y estará más dispuesto a dialogar y llegar a acuerdos.
En resúmen, el respeto se enseña, no con plabras, sino con respeto.



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