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Hoy en día estamos viviendo la revolución de la información y del conocimiento. Esto sucede cuando Internet llega a formar parte de la vida cotidiana de la gente.
Hoy en día estamos viviendo la revolución de la información y del conocimiento. Esto sucede cuando Internet llega a formar parte de la vida cotidiana de la gente.
Antes cuando yo era pequeña, mis padres, sabían con quien me relacionaba, llamaban por teléfono a casa, y preguntaban por mi y se identificaban. Ahora no sabemos con quien hablan, chatean, tuitean….nuestros hijos, puede que incluso, alguno de ellos, tenga una vida virtual paralela a la vida “normal” que conocemos.
Pero… ¿Qué es una red social?. Bueno pues en palabras sencillas, una red social es una estructura formada por grupo de personas relacionadas entre si, utilizada para la generar y compartir contenidos, participar en actividades, publicar comentarios, chatear, hacer y quedar con los amigos.
Existen muchas redes sociales circulando en Internet, e incluso se pueden utilizar desde el móvil y con personas de todo el mundo. Así que os aconsejo que como dice el slogan: “renovarse o morir…”. Toda esta libertad que tienen nuestros hijos será maravillosa, si la utilizan correctamente. Los principios como la integridad, honestidad, sinceridad tan poco de moda, debemos retomarlos. La educación empieza en la familia, ahí es donde se aprenden los valores y principios fuertes que regirán sus vidas. Basta de palabrería y empecemos a dar ejemplo. Atendamos a nuestros hijos, escuchémosles. Seguro que están deseando que participemos en sus vidas. Os propongo un ejercicio: la escucha empática. Habéis dicho alguna vez: “No comprendo como mi hijo no quiere escucharme? ¿Qué significa? Os doy algunos consejos:
.- Escucha con intención de comprender no de contestar. ¿Cómo? Escucha su versión, que cale hondo en tu mente, hasta que seas capaz de poder explicarlo desde su punto de vista también cómo lo hace él. Ve las cosas desde su marco de referencia (ponernos en su pellejo)
.- no conviertas la conversación en un monólogo ¿cómo? No le digas: “yo haría… , yo diría…..“ “ porque a mi me pasaba lo mismo… y yo hice….” , “ya s abes lo que pasa…. Yo tengo experiencia..”.
.- no tienes porqué estar de acuerdo. Trateles como personas responsables. Delega en ellos con responsabilidad y confianza. Esto le hará crecer y aumentará nuestra relación con ellos.
.- ama incondicionalmente. Quiereles por lo que son, no por lo que consiguen. Hablales de lo que les quieres, de lo gozada que es tenerles como hijos. Exprime sus facetas positivas. Alagando la parte buena que tiene. Hazle sentir seguro de la identidad de tus sentimientos hacia ellos. Aprovecha las ocasiones de relax, para manter una conversación. Exalta sus cualidades. Hay que hacer constantemente depósitos de amor incondicional.
La escucha empática no solo es comprender las palabras pronunciadas, ya que solo un 10% de lo que comunicamos está representado por las palabras. Otro 30%, es a través de otros sonidos y 60% restante, es el lenguaje corporal.
Te invito a escuchar con los OIDOS, con los OJOS, y con el CORAZÓN.
Tenemos la tendencia a precipitarnos y arreglar las cosas con un buen consejo. No nos tomamos el tiempo en diagnosticar primero. La clave del juicio correcto es la comprensión. Las gafas que utilizas tu, te sirven a ti, para mejorar tu vista,…..no le des a él, tus mismas gafas, porqué verá todo borroso.
Hemos aprendido a hablar, escribir… pero ¿quién nos ha enseñado a escuchar? Es preferible cinco minutos con tu hijo todos los días, que una tarde completa de vez en cuando.
Si quieres dialogar e interactuar con tu hijo, lo primero que necesitas hacer es comprender, y la clave esta en ti, en el ejemplo que le das, tu conducta real. Continuamente estas irradiando, comunicando. La escucha empática es poderosa y nos proporciona datos precisos. Así crearás confianza en él y aumentarás la cuenta bancaria emocional que genera un comercio muy interesante, pero de ese tema hablaremos el próximo día.
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